Trabajar con una traductora autónoma garantiza un contacto directo con la persona que se está encargando de tu proyecto. Así es mucho más sencillo establecer una comunicación ágil y crear una relación basada en la confianza.

Me involucro al máximo en cada traducción, del mismo modo que lo haría una agencia de gran tamaño. Mi objetivo es que tu proyecto sea un éxito. Para conseguirlo, estoy a tu total disposición. Sabré cómo adaptarme a tus necesidades y expectativas, y podremos comentar las limitaciones y buscar alternativas juntos en caso necesario.